Aunque sean dos horas y cuarenta minutos de vuelo, parece que te desplazas a otro mundo. Desde que sales de casa, hasta que llegas a destino, ni lo cuento.
Después de observar la arquitectura del edificio, una y mil veces, ya por fín, nos disponemos a salir.
Las tres primeras filar de " bussines " vacías; y la masa, detrás de una cutre cortina gris.
Lluvia, viento, noche, turbulencias. Pero la sorpresa para los viajeros, es cuando el comandante, nos dice que estamos sobrevolando Grenoble y no había pasado una hora. Que en una hora estamos aterrizando. Por esas cosas de los vientos.
A las 22h. se terminaba el vuelo y a casa.
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