Añorando la dulcería de mi pueblo, mejor de la madre, que nos endulzaba el paladar infantil con un delicioso brazo de gitano, relleno de crema pastelera y cubierto de un delicioso chocolate, con copitos de merengue como caidos del cielo y provocando chupar con el dedo. Yo, que mala espera llevo, a los ataques de nostalgia dulceros, me he puesto en un " pispas " a simular aquellos gitanos bizcochos
Y a la busqueda de ingredientes, por los cajones del mi hogar, me he puesto. Siempre hay azúcar, harina y huevos. Y por estas tierras no falta, en algún frigorífico cercano, una tarrina de nata para montar.
Estamos con retraso, pues cada vez que aparezco por estas tierras de la emperatriz, se me llena el ordenador de basurilla, restos de los tiempos de control. Que aquí el control es preciso.
De nuevo en la dulcería, hemos espumado los huevos, añadido el azúcar, y la hermosa harina. Lo de la harina da para un tratado ¿De donde viene la mejor ? ¡ Algún día lo constataremos !
No se lo mismo, pero no sobró ni un pedazo. Así nos quedó el objeto de deseo gitano.
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