Fin de semana de sol, uno de los pocos, desde que llegamos a esta tierra. Teníamos cita con el arte, más bien, íbamos a acompañar a unos amigos, en la inauguración de la exposición de sus obras. Expuestas en un espacio de culto, románico y de reformadores; pero, por aquí, por el sur de Alemania, no triunfo Lutero sino Philipp Melanchthon, de la zona, nacido en Bretten. Si, la expocición, dentro del espacio espirital y de cantos.
Con caldos exquisitos de la rivera del Rhin y de los adentros de Baden: blanco Riesling, o tinto Dornfelder; y tapitas al estilo alemán.
Salimos de la comarca del Kraichgau, donde la espelta y otros cereales llenan las despensas del sur. De orografía suave, entre llanuras y pequeñas colinas, pero según vamos acercándonos a Heilderberg, se van levantando las llanuras y colinas, hasta convertirse en montantas. Entramos en las estribaciones de uno de los mas bellos lugares de Alemania, Odenwald, pasando antes por Mauer, pueblo de restos arqueológicos, de homínidos ¡ vamos ! como el Atapuerca Español, pero del homo Heidelbergensis. Es de gran belleza y poco pateado, ni estropeado por el otro, el homo capitalista.
Llegamos y besamos el santo, que no tienen , pero nos arrastra la costumbre del dicho de mi católico pueblo
Disfrutamos del arte, del vino, de las viandas y del discurso del cura, alcalde y exponsores , que fueron los que pagaron, que todo hay que decirlo.
¡ Ya estamos, a lo que íbamos !
Y, aqui pues, la bella cuidad de heidelberg......
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